Si no haces ninguna actividad para conectar con tu esencia más auténtica: jugar, reír, divertirte etc. y especialmente si no las haces porque tu mente te está diciendo que estás tonterías no son para ti, tu niño interior caerá enfermo y tú te convertirás en una persona apagada y gris.
Tu niño interior tiene sus mecanismos para llamarte la atención, pero escuchar depende exclusivamente de ti. La primera manera de hablarte es a través de tu cuerpo. ¿Vas a trabajar y te arde el estomago?, ¿Quedas con unos amigos muy aburridos y te sientes mareado? Tu niñ@ interior te está avisando de que no te apetece estar ahí y te invita a que hagas algo al respecto. Si no le haces caso, intentará la técnica del auto-sabotaje. Por ejemplo te has apuntado a un gimnasio por qué crees que es importante para ti y tu apariencia física, pero tu niño interior preferiría que pasaras ese rato en casa descansando y disfrutando de tu familia. Curiosamente en tus tres primeros días de gimnasio no consigues llegar. El primero tu jefe te entretiene, el segundo quedas atrapado en un atasco y el tercero directamente no puedes arrancar tu coche que tiene una avería en el motor. La sutileza irá disminuyendo y cada vez la señal será más clara hasta que lo pilles y te des por enterado. Tu niño interior actuará a través de ti de las mismas formas que tu utilizabas cuando eras pequeñ@ para llamar la atención de tus padres. Se irritará por cualquier cosa, hará que se originen peleas sin motivo y que pierdas el control, se estará días sin hablar con alguien etc. No lo hace a próposito, es el único mecanismo que tiene para defenderse y ayudarte a recuperar el equilibrio. Metafóricamente es como si tuvieras a un niño pequeñ@ encerrado en una habitación y es tu responsabilidad encauzar su energía para que no se sienta sólo. Si haces por quererla y mimarla, esa parte de ti te dará las claves para tu bienestar total: ideas mágicas para que todo en tu vida sea un éxito y consigas todo lo que necesitas, a nivel personal, familiar y profesional. EJERCICIOS.
Hay muchísima información de ejercicios para hacer con el niño interior, pero la idea básica es hacer como si lo adoptarás. Imagínate que te adoptas a ti mismo cuando tenías unos siete u ocho años y a partir de aquí, la felicidad de ese niño depende de ti y necesitáis establecer una relación de comprensión y confianza mutua. Tu objetivo es convertirte en el padre más amoroso que puedas ser. Le hablas, haces cosas que le gustan, le creas un lugar seguro para cuando no puedas estar por él etc. Puedes mantener diálogos utilizando las dos manos: con la que escribes normalmente le preguntas, con la que no escribes normalmente dejas que te responda. Cinco minutos al día de esta comunicación serán suficientes para que recuperes todo tu brillo interior y los beneficios colaterales te sorprenderán muy gratamente. Si no sabes por dónde empezar, hay muchos talleres vivenciales donde puedes reactivar esta conexión de una forma muy entrañable. Tú y tu niño interior os merecéis un reencuentro poderoso.
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